Las situaciones limites, como decía Jaspers, son los que no llevan a palpar la realidad y tomar acciones ante ellas. En una época tan llena de guerras un joven neoyorquino bombardeado con la guerra de Vietnam y el movimiento afroamericano decide ser fotógrafo, aunque se haya licenciado en Ciencias Políticas e Historia del Arte.Tuvo que aprender sobre fotografía mientras hacia labores como ser un camionero y estar en la marina mercante.
James Nachtwey es de esos seres extraños entregados a una pasión que dejo la vida convencional, la comodidad de la ciudad, para traer a los rotativos las consecuencias de los conflictos sociales y las guerras. El es un ser silencioso que trata por igual a quien fotografía Él sabe que una imagen puede transmitir un mensaje mas contundente que cientos de palabras y este es un buen medio para hacer denuncia social.
"El público y la opinión pública necesitaba el conocimiento de estos temas. Pensé que la fotografía era una herramienta muy útil para concienciar y cambiar y por eso quise involucrarme en ello". dice. En los últimos 30 años el se ha dedicado a fotografiar conflictos desde Irlanda del Norte, África, Centroamérica, Oriente medio, el Sureste Asiatico y los Balcanes.
"Creo que la gente se debe ofender con el genocidio. Se debe ofender con la limpieza étnica. Se debe ofender con el hambre. Mi trabajo no es hacer que esas cosas sean cómodas o fácilmente digeribles. Mi trabajo no es hacer sentir cómoda a la gente con estas cosas, ni entretenerles. Mi trabajo es concienciar a la gente del hecho de que son crímenes contra la humanidad”.
En 2003, mientras cubría la llegada de las tropas estadounidenses a Iraq, una granada de mano entró en el humvee del ejército norteamericano en el que iba con el corresponsal de Time Michael Weisskopf e hirió a dos soldados y a ambos periodistas. Nachtwey llegó a tomar varias fotografías del médico que asistía a Weisskopf antes de quedar inconsciente durante varios días.
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